jueves, 24 de julio de 2014

Capítulo 3 - Parte 3

Capítulo 3
Caminos inesperados


Parte 3
Pistas


Por Coco

Holmes estaba sentado frente a su escritorio, la habitación estaba a oscuras y los papeles regados por el piso. Tenía una expresión de impotencia que no era usual en él, un mes buscando pistas sin tener nada en concreto que ofrecer a un Rey que se impacientaba. Revisaba una y otra vez cada detalle observado el día de la fiesta, tenía mapas de Palacio donde marcaba la ubicación exacta de los invitados a través de la noche, había recolectado muestras y cualquier cosa que hubiera llamado su atención. Tenía múltiples ocupaciones, pero tratándose del hermano del Rey debió restablecer sus prioridades, aunque eso implicaba que dedicaba pocas horas a descansar. Lo peor de todo era el hermetismo al rededor de los Duques de Firepark, donde sea que intentara obtener información eventualmente todo volvía a lo mismo. Un guión perfectamente estudiado, criados que parecían cooperar pero que le parecía a él que no decían nada. Además había algo en el mismo Frederick que resultaba desconcertante, fuera de los que vieron lo ocurrido al resto del reino le hicieron creer que había sido algo natural. De acuerdo con el Rey, estando el conflicto continental tan revuelto lo último que necesitaban eran rumores de falta de seguridad en Palacio, se suponía que una importante visita se esperaba en la Capital... pero algo tan solo no encajaba, así que Holmes estaba seguro que había algo más.


Fassbender había encontrado un pañuelo junto al Duque y no estaba seguro por qué pero tenía la impresión que le recordaba algo, pero no sabía qué y eso lo desesperaba. Cuando se informó de la muerte del Duque, él mismo había inspeccionado los rostros y las reacciones de los invitados, pero nadie actuaó fuera de lo esperado. “Como ha dicho Fassbender pareciera que fue un fantasma o alguien que conoce Palacio… ¿pero quién? ¿quién se beneficia con la muerte del Duque? ¿para quién era un inconveniente? ¿venganza acaso, pero por qué?”… Había seguido un minucioso proceso de eliminación de sospechosos, desde los más obvios a los menos probables. Comenzando con La Duquesa, la misteriosa mujer con la que se había casado Nicholas, en un arranque de romanticismo auspiciado por el Rey. Nunca había logrado encontrarle lógica a las acciones de Frederick, su apoyo a las intenciones de su hermano habían generado un conflicto diplomático que aun generaba efectos, pero en ese entonces sus propios intereses se vieron beneficiados y no pensó demasiado en el asunto.

Él había conocido brevemente a la joven antes de su boda con Nicholas Strigo, aunque decir que la había pretendido le parecía exagerado, no negaba que ella le había despertado un enorme interés; no del tipo romántico que muchos rumoraban. Frederick, tan frío y calculador la había convertido en una de sus más importantes influencias. Era como si el misterioso pasado de la joven no le importara. "Seguramente investigó sobre ella antes de la boda. Pero todo pasó tan rápido. ¡No! siendo como es, jamás habría permitido un matrimonio que no se acomodara a sus planes".
Su curiosidad por La Duquesa era un tema recurrente, Sabine siempre respondía sus dudas y le contaba la historia que sabía de memoria; la conoció durante una viaje a Londres poco antes de conocerlo a él. De La Duquesa no había queja alguna, era una mujer poderosa, todos sabían la enorme influencia que ejercía en la corte, tenía ideas poco convencionales y en su propia opinión era aun más inteligente que hermosa. Se le consideraba una esposa devota y siempre se dijo que el Duque era feliz… “¿Por qué no me convence tanta felicidad y perfección?, el Duque era joven, atractivo y parecía feliz a su lado, pero su mujer no era feliz, pueden afirmar lo que quieran pero no era feliz”… La noche del asesinato la afectación de Elle era real, aún así había una calculada frialdad que parecía pasar desapercibida por todos.

Alguien más estaba averiguando sobre lo ocurrido y estaba seguro que era ella, aunque no entendía por qué lo hacía por su cuenta. Se decía entre el pueblo que el Duque había sido embrujado por los ojos de La Duquesa y que cualquiera a quien viera fijamente por más de cinco segundos caía rendido ante su hechizo. Para Holmes resultaba más que evidente que el poder que desplegaba provenía de la información, La Duquesa siempre estaba un paso adelante de todos. No la creía culpable. En opinión de Holmes, en un mundo de hombres, la muerte del Duque le había restado poder; quizá no con el Rey, pero faltando un heredero no tardaría mucho en iniciarse una carrera por el control de Firepark. No sospechaba pero le intrigaban las razones para investigar por su cuenta. Se comenzaba a preguntar qué pasaría cuando descubriera quién era el homicida de su esposo, "¿De qué será capaz llegado el momento...?".

Fue haciendo notas mentales del resto de los que estaban en los pisos superiores, el personal de Palacio había sido cuidadosamente investigado y ninguno tenía un motivo para poner su propia vida en tal peligro. De los miembros de la familia e invitados, las princesas no podían haber sido, Cari estaba con La Duquesa, y Hatty adoraba a su tío; la institutriz no tenía motivos y la Reina estaba con ella. El Príncipe Ferdinand bailaba a la vista de todos, aunque cerca de medianoche se había ausentado momentáneamente. Holmes no ignoraba que Ferdinand era un joven que no demostraba mayor interés por el reino o su futuro reinado, pero era una línea demasiado peligrosa para cruzarla; el Rey en privado le reprochaba continuamente su comportamiento, pero en público no admitía ningún error o crítica a su primogénito. Lord Macfadyen era el hombre más poderoso del reino, tenía muchos negocios con el Duque y una coartada respaldada por la propia Duquesa. El amigo de Macfadyen había sido invitado por el Rey y de acuerdo con Sabine podía haber un interés concreto de Frederick por lo que el mismo Rey había recalcado lo estúpido de sospechar alguien que no tenía nada que ver con Nicholas, además tenía muy poco tiempo en el reino.

La puerta se abrió de pronto dando paso a una energética Sabine que escoltaba al Coronel Fassbender y a un criado, el último encendió los candelabros iluminando por completo la habitación. Sabine se acercó a su esposo que se levantaba molesto por la interrupción.
- ¡No! ¡Ni siquiera pienses en quejarte! Basta ya de pensar en silencio una y otra vez lo mismo, tienes todo el día con esa expresión. Sabes que necesitas hablar con alguien que escuche tus pensamientos. Deja ya esa cara de fastidio, yo llamé a Eric y los dos decidimos que necesitas luz… - mientras la veía su expresión de enojo mutaba en una sonrisa –. Ahora, caballeros, pueden trabajar. En seguida les envío café para que piensen con más calma.
Al salir Sabine, Holmes fijó la vista en los mapas de Palacio, tenía planos dados por el Rey y un par de bocetos  elaborados por él mismo. Seguía meditando frente a ellos aún después de haberles llevado el café, Fassbender le habló entonces.
- Estás muy extraño desde que hablamos con el Rey.
- No es por la conversación con el Rey.
- Entonces, ¿por la inspección que hicimos en el salón del asesinato?
- ¿Ves los dos planos que me dio el Rey?, el de la izquierda me lo dio hoy, es de antes de las remodelaciones que hicieron a Palacio hace un par de años.
- ¿Por eso volvimos a inspeccionar el lugar?
- En el plano que vimos la noche del crimen no estaba marcada la escalera que conecta ese piso con el jardín.

- Hemos interrogado a todos los que estaban presentes. Todos conocidos, excepto a los forasteros que hasta esa noche eran extraños en Palacio.
- Precisamente.– Holmes tenía la vista en uno de los mapas de Palacio que él mismo había hecho y más que dirigirse a Fassbender parecía pensar en voz alta –. Eso los convierte en los menos probables.
- En todo caso el homicida podría haber sido contratado.
- No, no es eso en lo que estoy pensando….
- Fue un momento en que no había nadie cerca…
- Pero vieron al Duque dirigirse al piso superior a las cerca de la medianoche.
- El asesino estaba entonces en el piso superior.
- Más aún, Nefertari gritó pidiendo ayuda a las 12:40 o un poco antes.
- y nadie bajó hasta que el Rey lo ordenó y no vieron a nadie entrar al salón del baile entre el último momento que se vio al Duque y el grito.
- Cuando llegamos al lugar tu y yo estuvimos pendientes de cada uno de los presentes, todos con una coartada razonable. A todos los hemos ubicado en cada momento de esos cuarenta minutos…
- ¡El asesino estaba oculto en ese mismo piso! Aun después que llegaron seguía ahí...
- ¡Exacto! pero ese es un lugar bastante descubierto, las puertas estaban cerradas.
- ¡Conoce el Palacio! ¡Debe conocer el Palacio! – Holmes estaba de pie, viendo el mapa, mientras escuchaba a Fassbender.
- Y estuvo oculto justo en este lugar – Holmes señalaba esa especie de escalera interna que conectaba con el jardín frente al Salón de la fiesta.– Tu y yo no lo inspeccionamos porque está clausurado y tiene una especie de puerta falsa. No hay forma que cualquiera lo sepa.
Holmes veía con insistencia el viejo mapa sobre la mesa y guardaba silencio. El coronel Fassbender sabía que debía permanecer callado, el menor ruido interrumpía la línea de pensamientos de Holmes y lo ponía de mal humor. Había algo en la mirada de Holmes, siempre que se obsesionaba con un caso pasaba lo mismo, era como si se distanciara del mundo. El papel de Holmes encontrar respuestas, el suyo servir de oídos en ese ejercicio de catarsis mental por el cuál el jefe cuerpo de Inteligencia llegaba a sus conclusiones, además, por supuesto de ejecutar las acciones.
- ¡Demonios! ¡¿Cómo no pensé en eso?! Fassbender, mira bien el mapa.
- Si bajó por ahí tuvo tiempo de confundirse con el resto de invitados... pero la guardia estaba alerta desde que se escuchó el grito.
- ¿Si tu acabaras de asesinar a alguien y te has escondido en el lugar menos visible y no puedes entrar en el salón porque están cerrando las puertas y sabes que la atención está en el cadáver…?
- Me habría quedado un poco más averiguando si me han descubierto, después de todo puedo correr al jardín y de ahí al laberinto sin que nadie me vea. El Rey deja sin iluminación el laberinto durante las fiestas de Palacio, para que los invitados no se aventuren y se pierdan.
- Es algo que ha estado haciendo los últimos años, después que la hija de aquel Conde se perdió en el laberinto y pasaron horas antes de encontrarla. – Holmes sonreía al recordar las ropas de su amigo con rastros de césped y lodo, Fassbender tenía las mejillas ligeramente rojas y se arrepintió de haber ordenado que se encendiera el candelabro.

- Todos saben que se apagan las luces de esa parte de los jardines… pero no cualquiera se aventura en el laberinto… además si nos estuvo observando…
- Exactamente, nos vio encontrar el pañuelo, así que cuando te vieron con el pañuelo e informaste de la muerte del Duque…
- … no lo tomó por sorpresa.
- Yo buscaba signos de sorpresa, cuando debí pensar en otra expresión. ¡Demonios!
- Holmes... estás diciendo que el asesino conoce Palacio… nadie más habría encontrado esa escalera o sabría que esa sección lleva directo al laberinto. Nadie en su sano juicio entraría en ese infernal laberinto cuando no está iluminado.
- Es alguien que pertenece… o ha pertenecido a Palacio… Piensa, tampoco habían señales de lucha. Coronel, tu eres un hombre de armas.
- El Duque era un hombre grande y fuerte, habría puesto resistencia, a menos que... ¿Crees que conocía a su asesino?
- Debía conocerlo. Fue una herida directa, de frente.

Holmes usando una pluma repetía el movimiento que la herida en el Duque indicaba. Regresó la vista a sus notas para estar seguro de olvidar ningún detalle y repitió el movimiento desde distintos ángulos y cuando estuvo totalmente seguro continuó la conversación con Fassbender.
- Es imposible que no lo viera venir. Lo conocía,
- Aun así, de haber visto la proximidad del arma. El Duque no lo veía como una amenaza.
- De eso no estoy tan seguro. Si alguien te amenaza con un puñal es una amenaza. Además, hay algo que no encaja, entre el momento en que lo encontró Nefertari, la llegada del médico y su muerte Nicholas no perdió la conciencia.
- Había perdido mucha sangre, no parecía tener las ideas muy claras.
- Habló con su esposa, le dijo algo que nadie más escuchó.
- Una despedida personal, según le dijo al mismo Rey.
- Estaba lo suficientemente lúcido...
- ¿Crees que le dijo a La Duquesa sobre el asesino?
- No, es sólo que... ¿Por qué no dijo nada?. Además tu mismo señalaste algo... ¿recuerdas?
- ¿La forma en la que veía al Rey?... ¿No creerás que el Rey...? ¡Holmes! ¡Tan poco te gusta tener la cabeza pegada al cuello!
- Lo único que he dicho es que es extraño. Lo que sabemos por el momento son tan solo indicios. No olvides que tu mismo has dicho que es un locura entrar al laberinto de noche y que parece el trabajo de un fantasma.
- Tu no crees en fantasmas.
- Creería si viera uno.- Holmes sacudió su cabeza como alejando una idea.- Por el momento lo más importante es que se refuerce la seguridad en Palacio. Habla con Van Helsing mañana mismo, también hay que interrogar a los criados.
- Eso va tomar mucho tiempo.
- Cuando termines me pasas la lista de los que te llamen la atención, te parezcan culpables o no.

Poco después Sabine los llamó para la cena, una velada agradable en la que Holmes participó muy poco, su mente seguía dándole vueltas al asunto. No dejaba de recordar una fría noche, muchos atrás, en la que había acompañado a su padre, en ese entonces él era casi un niño y su padre el jefe de Investigaciones. Desde la torre más alejada habían escoltado al alguien, nunca vio su rostro, nunca supo quien era; su padre le había dicho que olvidara todo excepto que en Palacio habían secretos de los que solo sabían los fantasmas. Nunca se volvió a tocar el tema, hasta el día en que murió su padre, en ese entonces creyó que era solo el delirio de un moribundo, de un hombre mayor que sucumbía a una epidemia y que hablaba de tener los ojos abiertos a los fantasmas. ¿Qué tantos secretos guardaba Palacio? ¿Por qué si el Rey estaba devastado por la muerte de su hermano no le daba libertad para investigar? ¿Por qué Nicholas había visto a su hermano de  la forma en la que lo hizo antes de morir?
La falta de libertad para moverse a su antojo en la investigación lo motivaba aún más. Tenía demasiadas preguntas que responder y la sensación que en cualquier momento iban a cerrar el caso, aún así no dudaba que estaba en el camino correcto. ¿Qué haría él mismo llegado el momento? Nicholas Strigo era solo un nombre más en su libreta, nunca fue su amigo, no cruzó más que las palabras necesarias con él; pero descifrar su muerte se había vuelto una prioridad en su vida.

1 comentario:

  1. Que nervios, a sacar deducciones propias para resolver el misterio, quién mató al duque, esto se pone más interesante, por cierto es fantasma me parece que no lo es tanto, saludos Coco.

    ResponderEliminar